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La senadora Carolina Goic y el ministro de Salud Enrique Paris (ambos al centro) celebran junto a legisladores en la sede del Congreso. Crédito foto: Minsal.
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Ley Nacional del Cáncer es despachada en plena pandemia

Casi ocho años tomó el trámite de la iniciativa impulsada por la senadora Carolina Goic y por el presidente del Foro Nacional del Cáncer, doctor Jorge Jiménez de la Jara. Algunos de los promotores perdieron la vida durante este proceso debido a la enfermedad, como es el caso del doctor Claudio Mora, cuyo nombre llevará la nueva ley de la República.

El proyecto quedó listo para que el Ejecutivo lo promulgue y favorezca a las 45 mil personas -y a sus familias- que anualmente son diagnosticadas con la enfermedad.

Después de su trámite en la Comisión Mixta -donde fue aprobado por unanimidad con las indicaciones de la senadora Goic para impedir la discriminación laboral-, la ciudadanía cuenta con una ley financiada por $80 mil millones anuales.

Algunos de quienes participaron en la marcha por una Ley Nacional del Cáncer ya no están, como es el caso del doctor Claudio Mora (de espaldas), quien se convirtió en símbolo por un acceso justo.

Conseguir los fondos fue el principal escollo que enfrentó el proyecto: en un principio el financiamiento no estaba contemplado por el Ejecutivo.

Del total, hoy $20 mil millones serán destinados a infraestructura, mientras que una parte importante irá a tratamientos que hoy no están cubiertos ni por el GES ni por la Ley Ricarte Soto.

Aparte de los $80 mil millones anuales, el cuerpo legal establece otros $200 millones anuales por ocho años para la construcción de los centros de la Red Oncológica Nacional que busca acercar la atención especializada a los habitantes a lo largo de todo Chile, considerando que existe una gran concentración en el centro del país.

El doctor Jorge Jiménez de la Jara es uno de los grandes impulsores de la Ley Nacional del Cáncer.

La normativa regulará la planificación, desarrollo y ejecución de políticas públicas orientadas a la prevención, tratamiento integral y recuperación de los pacientes.

Por tratarse desde ahora de una Ley de la República, la implementación de los beneficios ya no estarán sujetos a los vaivenes de los gobiernos de turno, como podía ocurrir con el Plan Nacional del Cáncer que tiene una vigencia de cinco años y establece los lineamientos estratégicos para abordar desde la profilaxis hasta los cuidados paliativos de los pacientes.

Otro de los logros más aspirados por la comunidad médica y científica, es la creación de un Registro Nacional del Cáncer que permitirá tener datos actualizados sobre la incidencia de los distintos tipos de tumores en la población y, de esta forma, tomar mejores decisiones para la construcción de políticas públicas y para la investigación: a partir de ahora, se convertirá en una enfermedad de notificación obligatoria. Si bien este trámite resguardará el anonimato del paciente, se registrará la edad, lugar de nacimiento, nivel educacional y el resultado de la biopsia.

El ministro de Salud, Enrique Paris calificó el despacho de la Ley Nacional del Cáncer como un hito en la historia de la salud pública chilena. Destacó como la normativa contempla la formación no sólo de médicos especialistas, sino que también de enfermeras y técnicos «lo que da una perspectiva de futuro» para enfrentar las enfermedades oncológicas que diariamente son responsables del fallecimiento de 72 chilenos.

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