Decididos como héroes. Humildes como criaturas de paso

El cáncer es hoy la enfermedad que más mata en Chile. Ante este escenario, a periodistas y pacientes corresponde actuar como Pepe Grillo, siempre al oído de las autoridades.
Hasta que llegó el día. La enfermedad que más mata a los chilenos es el cáncer.
Su arribo fue silencioso, como era esperable, pero con el imprevisto de que ocurrió en medio de la peor crisis sanitaria experimentada por la humanidad desde la pandemia de Gripe Española, en 1918.
Este escenario inédito -que llama a estar atentos a nuevos virus y nos recuerda que somos naturaleza- convirtió a la irrupción de las enfermedades oncológicas en una realidad todavía más solapada, escurridiza y, por poco, guardada en la carpeta de los asuntos pendientes.

elegimos el Mes Mundial Contra el Cáncer para hacer un llamado a estar atentos a los cambios epidemiológicos propios de una población que envejece»
Es cierto que la emergencia por el Covid-19 demandó la atención casi absoluta de las autoridades y de la comunidad médica y científica. Era razonable y urgente que así fuera.
Imposible negar esta situación, aunque la llegada a puerto del tsunami de cáncer es una coyuntura de la que venimos hablando desde hace ya varios años. Por lo tanto, la peste tampoco es excusa para desentenderse de los cambios de largo aliento que experimentamos como sociedad.
La Ley Nacional del Cáncer estaba ad portas de ser aprobada y su puesta en marcha ocurrió casi sin contratiempos en plena crisis. También siguió su curso el Plan Nacional del Cáncer 2018-2028, que el Ministerio de Salud diseñó con el propósito de disminuir la brecha que sufren los sectores más vulnerables de nuestra población.
Todo lo anterior es meritorio, pero nunca suficiente.
No hasta que como país pongamos fin a una inequidad estructural en salud que debe avergonzarnos: un chileno con baja escolaridad tiene hasta ocho veces más posibilidades de morir de cáncer que un compatriota con estudios superiores. Aquí, tanto a los periodistas como a los pacientes, corresponde cumplir el papel de Pepe Grillo, siempre al oído de las autoridades.
Nos enteramos de que los tumores ya eran la primera causa de muerte en Chile gracias al trabajo sin aspavientos de un equipo interdisciplinario de profesionales de la Universidad Austral, la U. Católica del Maule y la University of Glasgow (Reino Unido).
Adela Martínez-Sanguinetti, Ana Leiva, Carlos Celis y Fanny Petermann publicaron en la Revista Médica de Chile (2020) el artículo titulado «¿Cómo ha cambiado el perfil epidemiológico en Chile en los últimos 10 años?».
Un documento que, por poco, pasa inadvertido en medio del vendaval de cuarentenas y vacunas; de desolación y de esperanza.

la puesta en marcha de la Ley del Cáncer ocurrió casi sin contratiempos en plena crisis. Pero es nuestro deber recordar que un chileno con baja escolaridad tiene ocho veces más mortalidad que otro con formación universitaria»
Los investigadores revisaron el último informe de la revista británica The Lancet sobre carga mundial de enfermedades, entre los años 2009 y 2019 en 204 países, entre ellos el nuestro.
Luego de un trabajo de cruce de datos, concluyeron que los decesos por cáncer pasaron en este periodo del 26,8% al 28%, desplazando así a las enfermedades cardiovasculares como la primera causa de mortalidad en territorio nacional.
Estas cifras -explican los autores- nos acerca al perfil epidemiológico de naciones de alto ingreso económico como Francia, Australia y Japón y, en consecuencia, nos demandan un nuevo diseño de políticas públicas en salud. Por ejemplo, de campañas de detección precoz y de estrategias preventivas enfocadas en la promoción de estilos de vida saludable (la obesidad es el factor de riesgo más relevante que presentan los chilenos de desarrollar algún tipo de tumor).
Durante el peak de la pandemia vimos, sin embargo, como el número de exámenes de rutina para cánceres de alta prevalencia -mama en mujeres y próstata en hombres- cayó hasta un tercio en comparación a un año sin crisis sanitaria.
En atención a esta realidad, el equipo de CancerLATAM -uno de cuyos ejes es educar con el foco puesto en disminuir la brecha- eligió el Mes Mundial Contra el Cáncer para hacer un llamado a estar atentos a los cambios propios de una población que envejece y asimila los hábitos (muchos de ellos riesgosos) de las sociedades en vías de modernización.
La idea es realizar esta tarea con decisión, pero sin perder de vista que somos criaturas de paso por el planeta.