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El escultor de esperanzas

Andrés Billikopf sabe bien que el arte es sanador, tanto para quien crea como para quien observa. El autor de la escultura del Premio La Palabra es Esperanza 2019 cuenta aquí su historia de transformación.

Desde que tiene memoria, dibuja y hace trabajos con lo que encuentra a la mano. Servilletas, piedras, palitos que recogía del suelo y, por supuesto, con sus lápices. Todo le servía a Andrés Billikopf para expresar ese mundo interior, inocente y rico, del que sólo un niño puede ser dueño.

Hasta que, a los 17 años, cuando comenzaba Cuarto Medio (2004), las palabras que pronunció un médico cambiaron para siempre su vida y la de su familia. Andrés fue diagnosticado con Linfoma de Hodgkin, un cáncer a los ganglios linfáticos que, si es detectado a tiempo, presenta buen pronóstico. Para entonces, la escultura se había ganado un lugar especial en el quehacer de Andrés y la noticia de la enfermedad, le hizo tomar conciencia de que no había tiempo que perder para hacer lo que él quería.

Comprendí la fragilidad de la vida y supe que debía aprovecharla al máximo y, parte de eso, era no dejar las cosas para mañana»

Andrés Billikopf

Pues bien, Andrés fue el artista escogido para crear la escultura de la primera versión de La Palabra es Esperanza, Premio Nacional de Periodismo en Cáncer, organizado por Falp, Achago, Novartis, la Universidad Finis Terrae y CancerLATAM, y que reconoció como mejor reportaje a la pieza de la revista El Sábado, La Batalla Hasta la Muerte de Claudio Mora.

Para esto Billikopf debió transformar una contundente roca en la sinuosa y ligera cinta diseñada como logo de la iniciativa. Se trató de otro hito en su carrera de escultor donde destacan -entre varias exposiciones individuales y colectivas- Palos, en el Parque de las Esculturas, y Conectados, en la galería Chimkowe.

Piga Fernández, presidenta de Achago, recibió la obra esculpida por Andrés Billikopf durante una ceremonia especial que reconoció su labor como voz de los pacientes. En la foto (de izquierda a derecha) aparecen Catalina Horta (Mieloma Chile), Evelyn Castillo (Achago), Felipe Tagle (Linfoma Chile), Piga Fernández, María Luz Olave (NVS), Margarita Orellana (Nueva Vida), Jorge Fernández( Vi-Da) y Erick Marín (NVS).

– ¿Qué expectativas te dieron cuando recibiste el diagnóstico?

-Tuve la suerte de que se trataba de un Linfoma de Hodgkin en estado inicial. Me explicaron que, como era un cáncer muy suave y detectado a tiempo, con la quimio y radioterapia me debería sanar pronto. Y así fue. En un año me dieron el alta, y hasta la fecha no he tenido una recaída.



– ¿Cómo fue seguir con tu trabajo artístico a partir de ese minuto?
-Me dio más fuerzas para seguir dedicado a lo que más me gusta, a pesar de que no es una carrera fácil en el aspecto económico. Como comprendí sobre la fragilidad de la vida, supe que debía aprovecharla al máximo y, parte de eso, era no dejar las cosas para mañana. Al año siguiente entré a estudiar Licenciatura en Arte en la Universidad Católica para dedicar así mi vida a lo que me gusta. Otro de mis grandes sueños era formar una familia y ser papá joven: me casé a los 20 años y pronto nacieron mis dos hijos, Helena (10) y Daniel (8), quienes son la alegría de mi vida.

El arte y el periodismo contribuyen como medios de reflexión interna y colectiva, ambas fundamentales cuando uno recibe noticias como tener cáncer»

Andrés Billikopf



– ¿Qué papel jugó el arte al momento de enfrentar la enfermedad?
-Como me diagnosticaron el linfoma, congelé el año y dejé de ir a clases, por lo que tuve muchísimo tiempo libre para concentrarme en mis creaciones. Creo que sobrellevé la enfermedad y el tratamiento fácilmente gracias al arte y, por supuesto, al cariño de mi familia.

– Puedes decir que el arte es sanador.
– ¡Sí, un 100 por cierto! Realmente permite conectarse con uno mismo, con lo esencial, y te invita a reflexionar y a contemplar. Eso te lleva, muchas veces, a un estado de trance meditativo que elimina la ansiedad y el estrés. El arte, tanto para el creador como para el espectador, es muy sanador. Lo siento como una de las formas de comunicación más elevadas que tenemos los seres humanos.

– ¿Por qué elegiste trabajar con piedra para crear la escultura del Premio La Palabra es Esperanza 2019?  
-Justamente estoy comenzando una etapa donde descubro la piedra en todo su esplendor. Llevaba más de 15 años dedicado a la madera, pero la piedra tiene la gracia de que está en todas partes y lleva la historia grabada adentro. Es un material sencillo, común, pero muy noble. Cuando la pules, realzas su dibujo y color para transformarla en verdaderas joyas. Lo otro que me gusta de este material es que es muy perdurable y no necesita mantención.

La ganadora del Premio Periodismo en Cáncer, Antonia Domeyko (derecha) sostiene la escultura de La Palabra es Esperanza 2019. Junto a ella la editora de El Sábado, Carola Solari.

– ¿Qué significó crear esta pieza que premia la labor periodística en cáncer?
-Me gustó el desafío de llevar el logo de La Palabra es Esperanza -que estaba en dos dimensiones- y visualizarlo de forma escultórica. Lo imaginé de inmediato y, al día siguiente de que me lo pidieron, ya había empezado a trabajar. Creo que una de las cosas que más me gusta es convertir un objeto sólido, como es la roca, en una escultura llena de movimiento.

Andrés reflexiona:

-Además, siempre me ha gustado dar aliento desde mi experiencia con el cáncer a otras personas a quienes les comunican diagnósticos similares. Un poco para quitarle ese peso tan fuerte que tiene la palabra (cáncer), y tomar las cosas que nos pasan en la vida con una perspectiva diferente.

– ¿Cuál crees que es el papel de la comunicación en enfrentar desafíos como el cáncer?

-Es fundamental. Lo que nos hace especiales a los seres humanos es nuestra compleja capacidad para ser sociales y comunicarnos. Con estas habilidades nos fortalecemos y nos cuidamos, creando lazos con el prójimo y con nosotros mismos. El arte y el periodismo contribuyen como medios de reflexión interna y colectiva, ambas fundamentales cuando uno recibe noticias como tener cáncer.

Cabeza de Conejo, otra obra de Andrés Billikopf.

– ¿De qué forma?

-Como (Cáncer) es una palabra con mucha carga, todos tendemos a asustarnos al principio, pero los testimonios de otras personas a través del periodismo, por ejemplo, pueden ayudar a entender mejor un diagnóstico. En el caso del arte, tiene esa capacidad, como dijimos, de ser tremendamente sanador. Es un medio para la reflexión interna y la meditación más profunda que, muchas veces, no nos permitimos en el ajetreo diario. El arte, como medio de comunicación, suele ser un catalizador de nuestras emociones más profundas, cosa que viene perfecto para sobrellevar esta enfermedad.

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