Descubren por qué terapia celular no cura a 100% de pacientes con leucemias y linfomas
El hallazgo permitirá en el futuro ampliar el éxito del tratamiento que usa los linfocitos de los propios enfermos para que, una vez modificados en laboratorio, detengan sus cánceres de la sangre. La técnica, llamada células T con CAR, hoy sólo funciona en un 30% de los casos.
La terapia donde las células del paciente son modificadas en un laboratorio para así combatir el cáncer, no es una novedad en los avances contra leucemias y linfomas.
En un comienzo, esta técnica fue usada con cautela ya que los mecanismos involucrados eran más bien desconocidos y los resultados sólo visibles en un número limitado de casos. Hoy, sin embargo, las terapias con las llamadas células T con CAR (*) son responsables de una gran cantidad de personas curadas de estos cánceres de la sangre. Con células T nos referimos a los linfocitos, células del sistema inmune que son extraídas al paciente para luego ser “recargadas” en un laboratorio de tal forma que combatan mejor la enfermedad.
La buena noticia es que un descubrimiento liderado por el doctor Saad Kenderian anuncia un progreso radical en estos tratamientos, ya que permitirá en el futuro sanar a muchísimos más pacientes y no sólo al 30% como ocurría hasta ahora.
Por primera vez describimos el mecanismo que lleva al fracaso de la técnica y que reside en una proteína que producen habitualmente estas mismas células» (Doctor Saad Kenderian)
“Es un hallazgo fascinante que ofrece una nueva esperanza para superar los desafíos que muchas personas experimentan con este procedimiento”, dice el doctor Kenderian, a cargo de la investigación realizada por la Clínica Mayo y que publica esta semana la revista Nature Communications.
El descubrimiento es que los científicos lograron identificar la razón por la cual en algunos pacientes la terapia de célula T con CAR no funcionaba.
“Por primera vez describimos el mecanismo que lleva al fracaso de la técnica y que reside en una proteína que producen habitualmente estas mismas células”, agrega.
Para resolver el misterio, los investigadores procedieron a comparar la sangre de pacientes que respondieron bien al tratamiento con la de aquellos donde no hubo respuesta y sus cánceres continuaron avanzando. La diferencia que encontraron fue que en estos últimos había niveles elevados de una proteína encargada de regular la inflamación y la inmunidad, la interleukina-4.
En niveles moderados, esta proteína activa el sistema inmune contra el cáncer. Pero cuando producen niveles altos, las células T con CAR sufren un agotamiento y quedan inutilizadas, por lo tanto, el tratamiento fracasa.
“Este hallazgo nos llevó a explorar estrategias para modificar o eliminar la interleukina-4, y así ver si se restaura el efecto de las T con CAR y su habilidad para detener el cáncer”, indica Carli Stewart, investigador de la Escuela de Graduados de Ciencias Biomédicas de Clínica Mayo.
Por ejemplo, usaron la tecnología de edición genética Crispr, que son verdaderas tijeras que cortan y pegan con exactitud los genes de una persona. En este caso, lo que hicieron fue eliminar el gen que produce la proteína involucrada. Después de aplicar esta técnica, “nuestro equipo documentó una significativa mejoría en la habilidad de esta terapia para reconocer y destruir el cáncer”, explica el doctor Kenderian.
Los investigadores probaron también el uso de anticuerpos monoclonales para bloquear o neutralizar esta sustancia. Verificaron así que también las células T con CAR rejuvenecían y recuperaban su habilidad de bloquear estas enfermedades de la sangre.
Ahora están en curso estudios que confirmen estos hallazgos para luego realizar los primeros ensayos clínicos en ese 70% de pacientes donde la terapia no funciona.
(*) Chimeric Antigen Receptor, por su sigla en inglés.