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El cáncer usa “fake news” para engañar nuestras defensas

Científicos de la Universidad de Stanford descubrieron una trampa fabricada por tumores para impedir ser comidos por los macrófagos, que son los «grandes devoradores» que tiene el sistema inmune.

Las células malignas distraen a nuestras defensas enviándoles mensajes falsos, algo así como fake news. Esta desinformación la logran por medio de la producción de proteínas con recados del estilo “no me ataques”. ¿El destinatario de estos mensajes fraudulentos? Las células del sistema inmune, que son las encargadas de limpiar al organismo de virus, bacterias y, por cierto, también de tumores.

El descubrimiento de estas proteínas que el cáncer manipula a su favor (también llamadas moléculas checkpoints), hizo posible el desarrollo de nuevos fármacos que se han convertido en las estrellas de los tratamientos oncológicos de punta (inmunoterapia). Incluso lograron convertir en crónicos -y hasta curar- algunos tipos de tumores, pero su alto precio los hace inaccesibles para la mayoría de los pacientes.

Ahora, la Universidad de Stanford anunció el estudio de una nueva molécula del tipo fake news: la CD24. Este checkpoint ya fue probado en ratones, a quienes se les implantaron células de tumores humanos de mama triple negativo y ovario, ambos muy difíciles de tratar. Los científicos consiguieron bloquear la señal por medio de otra molécula y, de esta forma, que el sistema inmune vuelva a atacar con fuerza al cáncer.

En mi opinión, la clave es el uso de distintas moléculas que no resulten tóxicas al combinarlas”

Doctor Mauricio Burotto (Bradford Hill)

Los científicos están a la caza de nuevas señales que actúan como fake news, para silenciarlas o censurarlas. “Y desatar todo el potencial del sistema inmune para combatir el cáncer”, explica la doctora Amira Barkal, de la Universidad de Stanford, quien lideró la investigación del checkpoint CD24 junto al autor senior, doctor Irving Weissman. El siguiente paso del hallazgo -publicado en la revista Nature– es probar el tratamiento en pacientes.

El oncólogo chileno Mauricio Burotto calificó la noticia como una veta interesante que vale la pena explorar, ya que a diferencia otras señales “no me ataques” (y que hicieron posible exitosos fármacos contra el cáncer metastásico de pulmón, riñón y melanoma), la nueva proteína apunta a un actor diferente del sistema inmune: los macrófagos, células cuyo nombre literalmente significa que “comen o devoran cosas grandes”. En este caso, tumores. Hasta ahora, los principales checkpoints descubiertos (PDL-1 y CTL4) apuntaban a los linfocitos T, otra clase de célula inmunitaria.

 “En mi opinión, la clave es el uso de distintas moléculas que no resulten tóxicas al combinarlas”, explica el doctor Burotto, director médico del Centro de Estudios Clínicos Bradford Hill y oncólogo de la Clínica Universidad de Los Andes.

La relativa falta de nuevos fármacos en inmunoterapia para tratar otros tipos de tumores, no se debería -según Burotto- a una “sequía” de checkpoints, sino a que de los múltiples que se han descubierto, aún son pocos los que en su fase clínica de desarrollo (es decir, en estudios con pacientes) han mostrado un efecto antitumoral interesante:

  “Moléculas y receptores en desarrollo hay muchos, pero los que llegan a la clínica y se logren aprobar van a ser muy pocos”.

Los científicos de Stanford tienen todavía camino por recorrer.

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