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Conexión entre cerebro y corazón: La ciencia revela su impacto en la salud

Ambos órganos dialogan en forma permanente, tanto en buenos momentos como en situaciones de crisis.

¿Cómo tomamos decisiones? ¿Lo hacemos de manera racional o emocional? ¿Con el cerebro o el corazón?

Esto es lo que estudia hoy la ciencia, con el fin de entender una serie de problemas de salud que afectan a las personas. El doctor Mohamad Alkhouli, cardiólogo intervencionista en Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, está investigando esta relación entre ambos órganos, ya que uno puede tener un poderoso impacto en el otro.

“La conexión entre la mente y el corazón es parte de una relación más amplia entre la mente y el cuerpo, y es especialmente poderosa. Estados emocionales como la ansiedad, el luto o incluso la alegría pueden influir directamente en los ritmos cardíacos, la presión arterial e incluso el riesgo de infarto cardíaco”, dice el doctor Alkhouli.

“Al mismo tiempo, el corazón envía señales de vuelta al cerebro a través de los nervios, las hormonas y los receptores de presión, afectando nuestro estado de ánimo, atención y niveles de estrés. Así que no se trata solo del cerebro hablando con el corazón; el corazón también responde”.

Infarto o corazón roto

En este diálogo, el corazón sometido a estrés puede presentar un infarto o lo que se conoce como el síndrome del corazón roto. Aunque son distintos eventos, hasta hoy no existen exámenes que permitan diferenciarlos. Pero hay algo que se está probando: la medición del campo magnético del corazón durante dos a tres minutos. Así se determina si se está frente a un infarto o a un corazón roto. Mientras el primero es la obstrucción de una arteria coronaria con muerte de tejido cardíaco, el segundo es un corazón en que una parte se contrae y relaja con normalidad, y otra parte permanece inmóvil.

“Lo que más me fascina es lo profundamente entrelazados que están nuestros sistemas emocional y cardiovascular, y lo mucho que aún no comprendemos”, advierte el doctor Alkhouli.

“¿Podremos algún día ‘reprogramar’ esta conexión para promover la curación, utilizando la terapia de neuromodulación (alteración de la actividad nerviosa por medios eléctricos o químicos), o incluso herramientas digitales? En Clínica Mayo estamos explorando estas cuestiones, y empezamos a ver el corazón y el cerebro no como órganos separados, si no como una única red dinámica”.

Dr. Mohamad Alkhouli, cardiólogo intervencionista en Mayo Clinic

Esta red funciona en ambas direcciones. El doctor Alkhouli es integrante de la Clínica del Cerebro y Corazón de Mayo Clinic, donde cardiólogos y neurólogos trabajan juntos investigando cómo aprovechar la conexión entre el cerebro y el corazón para la prevención y curación de enfermedades.

“La buena noticia es que lo que es bueno para su cerebro puede serlo también para su corazón, y viceversa”, explica este investigador. “Esto incluye manejo del estrés, tener un sueño de calidad, mantener conexiones sociales y practicar mindfulness u oración”.

«Todas estas prácticas también tienen beneficios mensurables para la salud del corazón”, añade Alkhouli. “Del mismo modo, la práctica habitual de actividad física, una alimentación saludable para el corazón y el control de la presión arterial y el colesterol pueden mejorar el estado de ánimo y la función cognitiva. Es un circuito de retroalimentación poderoso: cuidar de uno apoya al otro”.

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