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¿Dónde está Wally? Cómo la Medicina Nuclear mejoró la calidad de vida de las pacientes

Si la comparamos con el famoso personaje, esta técnica ilumina las células anormales en medio de una multitud.

Cuando el siglo XXI partía, el PET/CT ya era una revolución en los principales centros médicos de Estados Unidos y Europa. Se trataba de un escáner que, además, incluía el uso de un medio de contraste capaz de observar cómo funciona la actividad metabólica -la vida- al interior de algunos órganos de los pacientes.

Pero fue en el diagnóstico de las personas con cáncer donde la herramienta adquirió una masificación sorprendente. El PET/CT es también capaz de ver el grado de desarrollo de un tumor, saber si invadió tejidos cercanos o se diseminó a otras partes del cuerpo (metástasis), y cuál es la mejor terapia para atacarlo. Las células cancerosas tienen un apetito voraz por la glucosa y, por eso, al combinar este azúcar con el medio de contraste (Flúor 18), las “marca” como si sobre ellas se deslizara un lápiz destacador fluorescente.

El examen muestra una imagen luminosa del tumor, gracias al medio de contraste inyectado. Al sumar el escáner, sabemos dónde está, su tamaño y si hay o no metástasis”

Doctor Horacio Amaral (PositronMed)

Un solo dato: el 33% de quienes acceden al examen, modifica su tratamiento. Por ejemplo, si el PET/CT establece que hay metástasis en los huesos, el equipo médico puede decidir que no es necesario operar y optar por la quimio, algún fármaco dirigido al tipo de tumor, inmunoterapia u otro medio para controlar la enfermedad.

“Este examen nos muestra una imagen luminosa del tumor, gracias al medio de contraste que es inyectado. Al sumar el escáner, sabemos exactamente dónde está y cuál es su tamaño, así como si hay o no metástasis”, explica el doctor Horacio Amaral, director médico de PositronMed, centro de Medicina Nuclear que cuenta con esta tecnología.

Es como una metáfora del libro Dónde está Wally: el medio de contraste ilumina al personaje camuflado entre cientos de dibujos y detalles que despistan al lector, y luego el escáner lo ubica en el lugar exacto de la multitud donde se esconde.

Hoy, gracias a la detección del ganglio centinela, podemos evitar un vaciamiento total de la axila y ofrecer una mejor calidad de vida a la paciente”

Doctor Horacio Amaral (PositronMed)

Durante sus viajes a congresos médicos internacionales, el doctor Amaral era un testigo impaciente de todas las ventajas que aportaba esta tecnología médica.

Algo que se estaban perdiendo los pacientes oncológicos del país.

Hasta que convenció a la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CChEN) para comprar un ciclotrón y, el 2002, instalarlo en terrenos de la comuna de La Reina. Se trata de un dispositivo de grandes dimensiones -similar a una hamburguesa gigante que pesa más de 20 toneladas- y que permite producir los medios de contraste necesarios para este examen o radiofármacos.

El 2005 llegó el primer PET/CT al país y, seis años más tarde, se inauguró en un búnker en la FALP, un ciclotrón privado que permitió contar con una mayor variedad de medios de contraste.  En 2015, el Instituto Nacional del Cáncer inauguró el primer PET/CT del sector público y, este año, ocurrió lo mismo con uno de última generación que adquirió PositronMed.

La presidenta Michelle Bachelet inauguró el primer PET/CT del sistema público, en el Instituto Nacional del Cáncer (2015).

En el caso del cáncer de mama, el PET/CT no sólo evita cirugías innecesarias.

Cuando no hay metástasis y el cáncer de mama está localizado, generalmente, sí se opta por operar. Pero a los seis meses de pasar por pabellón la paciente se puede preguntar: “¿Me sacaron todo o quizá regresó (el cáncer)?”. La respuesta la puede ofrecer ser un PET/CT de control.

Otro caso: la persona está recibiendo quimioterapia u otro tipo de fármaco, y el equipo médico quiere saber si funciona o no el tratamiento.  Aquí el examen responde si las metástasis desaparecieron, están iguales o hay nuevas y están creciendo. Esto define si la terapia se mantiene o modifica.

La Medicina Nuclear también revolucionó el tratamiento del cáncer de mama gracias una técnica que identifica el llamado ganglio centinela.

“Antes, a las mujeres con un tumor de mama se les vaciaba la axila del mismo lado para sacar todos los ganglios, alrededor de 50 o 60. La razón es que donde primero llegan las metástasis es a estos ganglios”, explica el doctor Amaral.

Hoy, en cambio, lo que se hace es inyectar sobre el tumor, un medio radioactivo. La sustancia (Tecnecio 99 con azufre coloidal) es absorbida por el ganglio que corresponde a esa zona específica de la mama (por lo que toma el nombre de “centinela”), y al operar es detectado con una especie de lápiz que emite un pitido intermitente en presencia de radioactividad. Este ganglio se extrae y es sometido a una biopsia rápida. Si está sano (no fue alcanzado por células cancerosas), no se vacía la axila.

Ahora sabemos que, la mayoría de las veces, “el ganglio está limpio”. Esto significa que a la paciente sólo se le saca el tumor y el correspondiente ganglio centinela. Así evita una serie de complicaciones por el vaciamiento completo de la axila, como el linfedema (inflamación del brazo comprometido) y obtiene una mejor calidad de vida.

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