Síguenos
Buscar temas
Menú

Los antivacunas y el suero de Lucifer. Parte II

En esta segunda parte de su ensayo, el escritor José Leandro Urbina explica cómo operan las teorías conspirativas relacionadas con creencias como «la invasión del cuerpo y alma», entre otras. Urbina es autor de la premiada novela Cobro Revertido y del más reciente ensayo Los Dueños del Mundo.

La invasión del cuerpo y la vacuna

El miedo a que nuestro cuerpo sea invadido por sustancias extrañas que no conocemos y que nos obligan a tener una total confianza en el que nos ofrece como solución inyectar una vacuna que se dice segura, no es un miedo fácil de vencer. ¿Qué nos pasará una vez que hayamos sido inyectados?

El imaginario humano ancestral, alimentado permanentemente en nuestra cultura por las tradicionales narraciones de terror y contemporáneamente por los medios de entretención audiovisuales, ha producido libros, series y películas que describen distintos tipos de invasión. Estas van desde aquellas que intentan ocupar todo nuestro mundo (zombis, extraterrestres) hasta las que comienzan por apoderarse de nuestro cuerpo para dominarnos o eliminarnos.

otra forma de invasión es el virus. Hay decenas de películas sobre los virus que escapan de laboratorios ya sea por impericia o por maldad de algún sabio loco»

Leandro Urbina

En el cine de los años cincuenta, causó furor La invasión de los Secuestradores de Cuerpos (Invasion of The Body Snatchers) en la que se narra una silenciosa invasión vegetal del pueblito de Santa Mira en California. Venidos de algún lugar de la galaxia, los invasores son esporas que producen grandes vainas que generan, a su vez, réplicas físicas perfectas de cuerpos humanos. Estas réplicas son exactamente iguales a los habitantes de Santa Mira, con la diferencia de que carecen de emociones, son una especie de robots que no tienen sentimientos.

Los extraterrestres quieren reemplazar a toda la raza humana por estas réplicas provenientes de la invasión invisible. Pero serán derrotados.

Las películas de ese tipo crearon un modelo de espectáculo paranoico que terminó por formar parte importante de la cultura popular y política de ese país.

Otra forma de invasión es el virus. Hay decenas de películas sobre los virus que escapan de laboratorios ya sea por impericia o por maldad de algún sabio loco, y que producen catástrofes. Poblaciones humanas infectadas que se convierten en bestias salvajes, caníbales de cuerpos deformados, de rostros carcomidos, monstruosos.

Entonces, la tarea es buscar antídotos que puedan detener en proceso de autoaniquilación. Los científicos trabajan día y noche en medio del peligro del contagio, hasta que logran la fórmula mágica.

En otras ocasiones, son las vacunas mismas las que llevan a la muerte. Desde las experimentales que se aplican con resultados inesperados hasta las venenosas utilizadas para cometer crímenes. Abundan las historias sobre esas enfermeras dementes, ángeles exterminadores, que aplican sobredosis de medicamentos a sus pacientes de la tercera edad para evitar que sufran de muerte lenta y dolorosa.

Así, tenemos un enorme universo de invasiones que cambian de forma en el tiempo, pero que producen ese temor paranoico que trasladamos a la vida cotidiana en tiempo de catástrofes: platillos voladores, invasores silenciosos, reptilianos, virus, bacterias, vacunas dañinas inyectadas con fines inconfesables, todo emerge de la zona en que se refugian las pesadillas.

abundan las historias sobre esas enfermeras dementes, ángeles exterminadores, que aplican sobredosis de medicamentos a sus pacientes de la tercera edad para evitar que sufran de muerte lenta y dolorosa»

En los años 90, Lisa Bonet, una de las estrellas del Show de Bill Cosby, hacía apariciones en televisión declarando que ella consideraba a las vacunas como “microorganismos alienígenos” que causaban leucemia, cáncer y muerte súbita en los niños que se vacunaban.

En nuestros días, los extraterrestres han aterrizado bajo la forma de elites poderosas que difunden mentiras, tales como la existencia de una “falsa pandemia”, mentira propagada en complicidad con los medios de comunicación corporativos.

La pandemia es una artimaña que tiene como objetivo la dominación del mundo y sus habitantes, utilizando el poder de las organizaciones secretas que los congregan. Pero siempre habrá quien reconozca a “los invasores”. Los guardianes de la galaxia nos advierten: “No a las vacunas, no al 5G, no a las mascarillas, no somos ratas de laboratorio”, gritan y protestan numerosos sectores de la población mundial que resisten “la conspiración”.

Los factores ideológicos y la violencia

Los factores ideológicos son siempre compuestos nebulosos. En este contexto, las posiciones antivacuna pueden ser de izquierda o de derecha. La desconfianza en el designio final de la clase dominante o la extrema fe en las fuerzas sobrenaturales que ordenan el universo, muchas veces se asocian en el rechazo de las soluciones médicas tradicionales.

Esto nos lleva al terreno de las reticencias de todo tipo, y en el presente al problema de las vacunas. Es legítimo pensar que muchos sectores sociales que se han sentido pasados a llevar en su trato con las autoridades de gobierno, lo piensen tres veces antes de aceptar una orden de vacunación o el uso de la mascarilla. 

Pero también hay otros motivos mucho más espurios. Dirigentes políticos, autoridades, médicos que no quieren disgustarse con las mayorías que rechazan las directivas de salud en defensa de las “libertades individuales”, se han sumado a las campañas de desinformación y a las teorías de conspiración.

De un lado y otro, la pérdida de confianza en las instituciones y los que forman parte de ellas: gobernantes, políticos en todos los niveles, fuerzas policiales y armadas, funcionarios públicos, burocracias, autoridades religiosas, han afectado también al sector de la salud. La desconfianza hacia la medicina tradicional ha sido un factor importante de considerar en la lucha contra las pandemias o las enfermedades como el cáncer, en donde abundan las propuestas alternativas por más irracionales que parezcan.

Otros factores como la masculinidad, el “resfriadito” de Bolsonaro, la certeza de que “a mí no me pasa”, la cuestión de la libertad, ya mencionada, que se expresa en una serie de lemas como: “no a las imposiciones, yo soy un individuo libre, yo puedo elegir, elegir es parte de la estructura de la libertad,” forman parte de toda una línea de pensamiento que se exterioriza en resistencia.

Violencia

En el presente, la resistencia se manifiesta en protestas callejeras pacíficas o en opciones violentas de diferentes grados. El diario estadounidense The Daily Beast, informa que los miembros de un grupo antivacuna se reunió a las puertas de un colegio en Inglaterra y comenzaron a distribuir panfletos mostrando fotos de niños muertos y desfigurados, proclamando que eran el resultado de haberse puesto la vacuna contra el Covid-19.

Los griegos también ponen de lo suyo, en Euractiv.com, se cita a un doctor que señala que los antivacunas se niegan a aceptar transfusiones de sangre que venga de gente vacunada porque no quieren ser “envenenados”.

Según la agencia Reuters, en Italia la policía advirtió que un grupo de activistas antivacunas, vinculados a la extrema derecha, estaban llamando a realizar ataques armados durante las protestas antigubernamnetales y que al menos ocho personas estaban siendo investigadas por incitación a la violencia.

Típicamente, la banda usaba las redes sociales para organizar ataques contra la imposición del impopular pase sanitario en Roma.

En Bélgica, en junio del año pasado, la policía encontró el cuerpo sin vida del sospechoso de terrorismo Jürgen Conings. Éste era un soldado fugitivo que había amenazado de muerte al importante virologista Marc Van Ranst y su familia. Conings había desaparecido por varios días con una cantidad de armamento que incluían misiles antitanques, una ametralladora y varias granadas. Su muerte se declaró suicidio.

En Texas y Florida, principalmente, la agresión a los profesores que exigen mascarillas a sus estudiantes en clases presenciales, son el pan de cada día. Algunos educadores han ido a parar al hospital producto de agresiones físicas, otros son amenazados de muerte, ellos y sus familias. El gobernador Ron DeSantis, de Florida, propone multar a las escuelas o castigar a los funcionarios que hagan obligatorios los usos de mascarillas. Se les pide la renuncia a los directivos de distritos escolares para instalar a personas que concuerdan con su posición frente a la pandemia, a la que muchos todavía tratan de falsa.

en Italia la policía advirtió que un grupo de activistas antivacunas, vinculados a la extrema derecha, estaban llamando a realizar ataques armados y que al menos ocho personas estaban siendo investigadas por incitación a la violencia»

Pero, sin duda, la violencia desatada a nivel global sobre el personal de salud es la más preocupante.

Pacientes y familiares de pacientes, han atacado verbal y físicamente, en diverso grado, a enfermeras y doctores que combaten el coronavirus. Como resultado del estrés y la inseguridad, se está produciendo un fenómeno de deserción ya notable. En muchos centros asistenciales la falta de personal ha comenzado a poner al sistema en crisis. En un nuevo informe de Insecurity Insight, con base en Ginebra, y del Centro de Derechos Humanos de la Universidad de California en Berkeley, se identificaron más de 1.100 amenazas y actos de violencia contra trabajadores e instalaciones del sistema de salud a nivel mundial.

Sin duda el problema de la vacunación es complejo y no va a ser resuelto por unanimidad. Si a esto añadimos el problema económico de los países pobres que no pueden comprar vacunas para toda su población, hace que las dificultades se multipliquen. La competencia en la industria farmacéutica que involucra naciones rivales no resuelve las necesidades globales y no se ve solución a corto plazo.

Compártenos

Déjanos tu comentario

Por favor, ingresa tu nombre.
Por favor, ingresa una dirección de correo electrónico correcta.
Por favor, ingresa tu comentario.
*Campos requeridos