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Psicooncóloga Constanza Zuñiga.
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Quieren cambiar el lenguaje bélico del cáncer

El Ministerio de Salud trabaja en una guía para que los especialistas lo pongan en su lugar de enfermedad y no de guerra. La idea es liberar al paciente del estrés que significa ser fuerte, no llorar y no tener miedo.

“Mr. Nixon: ‘Usted puede curar el cáncer’”. La comisión ciudadana por la derrota del cáncer pagó este aviso en el periódico The Washington Post en diciembre de 1969. Por esos años, cada vez más estadounidenses morían por tumores, y muchos no entendían cómo el mismo país que logró poner al primer hombre en la luna, no podía descubrir un fármaco que, como la penicilina en el caso de las infecciones, resultara eficaz.

A partir de entonces, la enfermedad se convirtió en otro terreno por conquistar y su lenguaje se militarizó. Una circunstancia que, por lo demás, le vino muy bien al presidente Nixon embarcado como estaba en el conflicto de Vietnam. Fue así como en 1971 decidió «declarar la guerra al cáncer».

El problema es que ese vocabulario, donde el paciente es un “guerrero” o una “guerrera” que debe “dar la lucha” y vencer al “enemigo”, no es el mejor porque se le exige las mismas cualidades que a un soldado: ser fuerte, no llorar ni tener miedo.

El cáncer debe volver al lugar que le corresponde como enfermedad”

Constanza Zuñiga (Asociación de Psicooncólogos de Chile)

En el Ministerio de Salud (Minsal) tomaron conciencia del problema, y hoy un grupo de especialistas trabaja en las guías que faciliten al equipo tratante alejarse de ese discurso belicista.

Constanza Zúñiga, experta en guía clínica del Minsal y secretaria de la Asociación de Psicooncología de Chile (ApChi), fue consultada sobre la iniciativa y su respuesta fue categórica:

«Existe consenso en que no hay metáforas buenas cuando se habla de enfermedades. Sobre el tema, ya el año 2015 hay una publicación en la Revista Médica de Chile de la presidenta de ApChi, Daniela Rojas, junto a Loreto Fernández, titulada ¿Contra qué se lucha cuando se lucha?

En la imagen (abajo y a la derecha), la psicooncóloga Constanza Zuñiga en una de las actividades del programa Consalud Camina Contigo que busca cambiar el lenguaje bélico por medio de acciones concretas con los pacientes. Por ejemplo, el 18 de julio, el programa lanzó en Antofagasta un concurso artístico.

La pregunta es si un discurso libre de metáforas es acaso posible. Se trata justamente de la parte viva del lenguaje y, en el caso de las enfermedades, la tentación de usarlas resulta muy potente. Ahí están las figuras del leproso en la Edad Media; la del tuberculoso durante el Romanticismo y, en los años 80, el SIDA y su “cáncer rosa”.  

“El tuberculoso podría ser un proscrito o un marginado, la personalidad del canceroso es, en cambio, la de un perdedor”, anotó Susan Sontag en su libro, Illness as Metaphor with AIDS and its Metaphors.

Luego de reconocer que cambiar esta realidad es una tarea difícil, Zúñiga da algunas pistas:

“Entre el equipo tratante y el paciente se espera que exista una alianza terapéutica, pero ésta no debería plantearse con esas palabras. Tiene que ver con situar -insiste- a la enfermedad en el lugar que le corresponde, porque tampoco se trata de ocultar la realidad”.

En el Minsal la idea es entregar a los especialistas las herramientas para consolidar esta alianza: contener y orientar a las personas con un lenguaje claro y educativo, y sin caer en frases del estilo “vamos a luchar por sacarte adelante”, que son las que, por lo común, el médico estima socialmente adecuadas frente a un diagnóstico oncológico.

“El problema es que, con palabras como estas, la persona traslada la lucha a su propio cuerpo”, dice Zúñiga, quien además repara en que sin querer se pone sobre el paciente la carga de ser el eventual causante de su estado y, en consecuencia, insinúa que él debería ser capaz de controlar la enfermedad.

Una espiral de interpretaciones inútiles ya que, tiempo atrás, la Asociación de Psicooncología también estableció el consenso de que no existe tal origen emocional del cáncer (psicogénesis).

Para alguien diagnosticado con algún tipo de tumor, ‘ser fuerte’ se convierte en una fuente de estrés constante, algo que no puede sostener en el tiempo»

Constanza Zuñiga

De todas las exigencias que implica este glosario bélico, la más nefasta es la que exige ser fuerte.

“Tener fortaleza incluye todas las anteriores: no llorar, porque se asocia a depresión en una época en que no ser feliz resulta inadecuado, y no tener miedo, ya que se trata de una emoción básica y necesaria que nos alerta del peligro. Para alguien con algún tipo de tumor, ser fuerte se convierte en una fuente de estrés constante, algo que no puede sostener en el tiempo», explica Zuñiga.

-¿Cuál es entonces el lenguaje que ustedes creen más adecuado?

-En realidad, la pregunta debería ser ¿cómo esperan los pacientes que usemos el lenguaje?

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Comentarios
  • Cómo paciente me gustaría escuchar algo así como hablarle a tus células y decirles que se porten bien que no se enojen y no muten porque ahora estoy tranquila ..
    No gusta eso de lucha porque suena agotador

    • Muchas gracias Isabel.