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Obesidad dispara casos de cáncer de hígado

La mala alimentación y la falta de ejercicio están cambiando el mapa de este tumor. El hígado graso -que anticipa a la enfermedad- se ve hoy incluso en niños. En el “40° Curso de Avances en Gastroenterología” realizado en Santiago, los especialistas llamaron a prevenir.

Algunas monedas van al alza, otras a la baja. Con las enfermedades ocurre algo similar: el cáncer de hígado no para de subir. Lo más preocupante es que la causa es una epidemia -la obesidad- que afecta tanto a Estados Unidos como a Chile.  Ahora, la buena noticia es que tenemos a la mano algunas herramientas para combatir este tumor. Por ejemplo, adoptar una dieta equilibrada y practicar ejercicio. Este nuevo mapeo de la enfermedad fue explicado por el profesor de la Clínica Mayo (EE.UU.), William Sánchez, durante el “40° Curso de Avances en Gastroenterología” realizado en julio en Santiago.

El cáncer de hígado tiene un comportamiento especial. La mayoría de los casos (más del 50%) corresponde a metástasis de tumores originados en otras partes del cuerpo. Ahora, los que se desarrollan en el hígado corresponden a la consecuencia de un daño crónico en el órgano. Es decir, a una cirrosis provocada ya sea por hepatitis, alcoholismo o hígado graso (no alcohólico).

Hoy observamos incluso a niños con hígado graso. Si no hacemos algo ahora vamos a ver una explosión de cáncer de hígado, y cada vez en pacientes más jóvenes.”

doctor William Sánchez (Clínica Mayo)

Mientras en Estados Unidos, Europa, Chile y otros países de Sudamérica, los casos por enfermedad infecciosa van en retirada – gracias a la vacuna para la hepatitis B o el tratamiento para la de tipo C,- los cánceres asociados al hígado graso no paran de aumentar. Y, como otras enfermedades del llamado síndrome metabólico, sus grandes responsables son la obesidad y el sobrepeso.

“La epidemiología está cambiando. Los casos de cáncer de hígado por hepatitis C o a cirrosis alcohólica, ya alcanzaron su peak y están disminuyendo. Pero si en Estados Unidos hay un tercio de la población con este problema (obesos), y observamos incluso a niños con hígado graso, si no hacemos algo ahora vamos a ver una explosión de estos tumores, y cada vez en pacientes más jóvenes”, explica el doctor Sánchez.

En Estados Unidos, la incidencia (nuevos casos) de la enfermedad se ha triplicado en los últimos 20 años, y casi un 20% se atribuye a obesidad. Cifras que, por desgracia, se pueden extrapolar a Chile, según palabras del gastroenterólogo Gustavo Bresky, quien además integra la Asociación Chilena de Hepatología:

Doctor Gustavo Bresky

 “Es lo que uno ve en la clínica diaria: la proporción de pacientes es mucho mayor. El aumento no está cuantificado, ya que aún no tenemos en Chile un registro del cáncer, pero sí existen estadísticas indirectas como, por ejemplo, la mortalidad.» (según Globocan 2018 es el octavo cáncer que provoca más muertes en Chile, con 1.448 casos).

Bresky ofició de moderador en el curso de gastroenterología donde participó el especialista de Clínica Mayo. A continuación, presentamos la conversación que CancerLATAM sostuvo con el doctor William Sánchez.

– ¿Cuán importante es una dieta balanceada si hablamos de cáncer de hígado?

-Lo importante es comer menos alimentos procesados y menos azúcar; más fibra y vegetales.

– ¿Hay algún alimento protector?

-Sabemos que el café de grano tiene un efecto protector para el cáncer de hígado.

Hay cambios en la microbiota (bacterias que habitan nuestro intestino) que pueden influir en el peso, como la genética.  Pero estos factores son manejables con una dieta sana y ejercicio.»

Doctor William Sánchez (Clínica Mayo)
Doctor William Sánchez.

-La genética y la suerte escapan a nuestra voluntad, pero ¿hay algo que podamos hacer?

-Una persona puede controlar tres cosas. Primero, no fumar, ya que aumenta el riesgo de cáncer de hígado, sobre todo el de la vía biliar. Segundo, beneficiarse de una buena alimentación, y así no tener sobrepeso ni hígado graso. Y, tercero, hacer ejercicio entre tres a cinco veces a la semana. Una caminata de 30 minutos es suficiente, pero debe ser enérgica y no sólo un paseo.

– ¿Qué pasa con las personas que no son obesas ni tienen sobrepeso, pero su alimentación es pobre (comida chatarra)?

-El hígado graso es una condición que depende de la dieta: es la manifestación en este órgano del llamado síndrome metabólico. Este síndrome incluye resistencia a la insulina o diabetes, hipertensión, apnea de sueño y el hígado graso. No se trata de enfermedades separadas, sino que van todas en un mismo paquete y la mayor parte de quienes la sufren tiene sobrepeso (especialmente grasa en torno a la cintura). Puede haber casos (de hígado graso) en personas delgadas, pero son los menos.

– ¿Podemos culpar al metabolismo o son nuestros hábitos los que lo alteran?

-Sabemos que hay metabolismos distintos. Por ejemplo, una persona joven tiene uno diferente a una de mayor edad. Hoy también conocemos que hay cambios en la microbiota (las bacterias que habitan en nuestro intestino), que pueden influir en el peso de una manera similar a lo que pasa con la genética.  Pero todos estos factores son manejables con medidas como una dieta sana y la práctica de ejercicio.

– ¿Cuán importante es el ejercicio en sí? (independiente del peso)

-En todo este panorama otro actor que irrumpe es la tecnología. En Estados Unidos, hace 200 años más del 80% de las personas trabajaba en la agricultura y usaba la fuerza física, mientras que ahora el 90% está sentada en una oficina. Algo similar ocurre con el sector de la construcción, ya que donde se necesitaban 20 trabajadores, hoy sólo se ocupa a quien comanda una máquina. Permanecer sentado es en la actualidad el equivalente a fumar: es la nueva epidemia.

– ¿Qué le parece la campaña chilena de etiquetado en los alimentos, con sellos como “Alto en azúcares” o “Alto en grasas saturadas”?

-No la conozco, pero me parece una buena idea que el mensaje sea sencillo para que así toda la población lo entienda con la mayor facilidad posible. En Estados Unidos las personas toman muchas bebidas gaseosas (azucaradas), y se ha tratado sin éxito de poner un impuesto al azúcar. Por eso, si se puede educar de manera sencilla, mucho mejor.

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