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Piden medidas urgentes para reducir la exposición de los niños al plástico

El impacto en la salud puede llevar a desarrollar enfermedades como el asma, la obesidad y la infertilidad

La exposición infantil a los productos químicos utilizados para fabricar artículos plásticos para el hogar presenta riesgos crecientes para la salud que pueden extenderse hasta la edad adulta. Así lo informan expertos del prestigiado centro de salud Langone Health, de la Universidad de Nueva York.  

Esta es la principal conclusión tras una revisión de cientos de los últimos estudios sobre el tema, publicado en línea el 21 de septiembre en la revista The Lancet Child & Adolescent Health.

El artículo se publica coincidiendo con una reunión de expertos en la ciudad de Nueva York, para discutir el impacto global de los plásticos en la salud humana.

En su informe, los autores describen la evidencia de que las sustancias que se añaden a los artículos industriales y domésticos pueden contribuir al desarrollo de enfermedades y discapacidades, en especial cuando se presentan en etapas tempranas de la vida. La revisión incluye tres clases de sustancias químicas: los ftalatos, utilizados para flexibilizar los plásticos, los bisfenoles, que aportan rigidez, y las sustancias perfluoroalquiladas (Pfas), que ayudan a los materiales a resistir el calor y repeler el agua.

Los resultados de los estudios, que en conjunto evaluaron a miles de madres embarazadas, fetos y niños, vincularon estas sustancias con una amplia gama de problemas de salud a largo plazo, incluidas enfermedades cardíacas, obesidad, infertilidad y asma.

“Nuestros hallazgos apuntan al papel del plástico en el origen temprano de muchas enfermedades crónicas que repercuten en la adolescencia y la adultez”, afirmó el autor principal del estudio y pediatra, doctor Leonardo Trasande. “Si queremos que los niños se mantengan sanos y vivan más tiempo, debemos tomarnos en serio la limitación del uso de estos materiales”, añadió Trasande, profesor de Pediatría en la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York.

Envases de plástico

Estas sustancias químicas se encuentran en diversos artículos, como envases de alimentos, cosméticos y recibos de papel, señala Trasande, quien también es profesor del Departamento de Salud Poblacional. Los expertos han descubierto que, a medida que los plásticos se utilizan, se calientan o se tratan químicamente, se liberan microplásticos y nanopartículas que son ingeridas.

Se ha demostrado que las sustancias químicas utilizadas en los materiales plásticos provocan una respuesta inmunitaria hiperactiva (inflamación) en los tejidos corporales, además de alterar la función hormonal que influye en numerosos procesos corporales. También se cree que estas sustancias afectan el desarrollo cerebral, y numerosos estudios vinculan la exposición temprana a sustancias con la pérdida de coeficiente intelectual y problemas de desarrollo neurológico como el autismo y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad.

La revisión de The Lancet también exploró estrategias para reducir el uso de plástico y ayudar a proteger la salud humana.  

“Hay medidas seguras y sencillas que los padres pueden tomar para limitar la exposición de sus hijos al plástico sin gastar una fortuna”, dijo Trasande. Entre ellas se cuentan reemplazar los recipientes de plástico por vidrio o acero inoxidable y evitar el uso de plástico en microondas y lavavajillas.

Trasande añade que, al ofrecer una orientación clara, los profesionales sanitarios pueden empoderar a los padres para que tomen decisiones informadas sobre los productos que utilizan y orientarlos hacia opciones más seguras. También sugiere que los profesionales sanitarios colaboren con las escuelas y las organizaciones comunitarias para concienciar a las generaciones más jóvenes sobre los riesgos para la salud que supone la exposición al plástico.  

A nivel de políticas, los investigadores piden medidas regulatorias más estrictas para reducir el uso de artículos plásticos no esenciales.

Esta demanda se produce tras la última ronda de negociaciones del Tratado Mundial sobre Plásticos de las Naciones Unidas, celebrada en Ginebra el mes pasado. Este tratado representa un esfuerzo internacional para combatir la contaminación por plásticos, con más de 100 países que exigen límites legalmente vinculantes a la producción.

Imagen den Dr. Leonardo Trasande
Dr. Leonardo profesor de Pediatría en la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York.

Según Trasande, las conclusiones del artículo respaldan la urgente necesidad de un acuerdo sólido para ayudar a proteger no sólo el medio ambiente sino también la salud humana.

Señala que, si bien el valor económico de la industria del plástico suele considerarse una barrera para la promulgación de regulaciones, los costos de atención médica resultantes de la exposición son enormes y sus investigaciones estiman que llegan aproximadamente a 250 mil millones de dólares por año solo en los Estados Unidos.

A pesar de sus riesgos para la salud, el plástico puede desempeñar un papel esencial en la medicina pediátrica, como su uso en respiradores y sondas de alimentación para bebés prematuros, nebulizadores para niños con asma y mascarillas que ayudan a prevenir la propagación de infecciones. Los hallazgos, según los investigadores, no cuestionan la necesidad de este material en la atención médica, sino que resaltan los peligros de su uso innecesario en otros ámbitos.

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