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Síndrome Recreacional: un peligro mayor en el Cáncer de Piel

Los rayos UV pueden provocar melanoma durante periodos cortos -pero intensos- bajo el sol. Y aunque el verano 2020/21 sólo nos asoleemos por la ventana, vale la pena entender la génesis de este agresivo tumor. Sobre todo para proteger a niños y adolescentes.

Quienes vivieron su niñez y adolescencia en las décadas del 70 y/o 80, es probable que recuerden tardes de verano completas bajo el sol. La idea era jugar a la pelota, nadar en la playa y piscina o, simplemente, quemarse con aceite de coco y otros menjunjes para lograr ese color fascinante, sinónimo de vacaciones.

   El verbo «quemar» no es aquí una exageración. Eran tiempos sin demasiada consciencia del daño a la piel provocado por los rayos UV y, por eso, los ungüentos aplicados muchas veces no tenían mayor utilidad que acelerar el proceso de bronceado. Aún a costa de sufrir insolación y ampollas en los hombros, pecho y espalda en el caso de las personas con pieles más claras y porfiadas.

Pues bien, no sólo las arrugas ganadas -ni qué decir de quienes iban al solárium- son motivo de arrepentimiento en la edad adulta. Aquí la peor parte tiene relación con el Cáncer de Piel, específicamente, con el melanoma que es el tumor más agresivo que ataca a este extenso órgano, y que cada año es responsable de la muerte de 302 chilenos (Globocan 2020).

la génesis (del melanoma) estaría vinculada a quemaduras por exposición solar intermitente aguda en los primeros 18 años de vida, especialmente si hay lesiones como ampollas»

Doctor Nelson Lobos (Instituto Nacional del Cáncer)

En el seminario online Oncosummit 2020, el dermato-oncólogo Nelson Lobos desenmascaró varias creencias en torno a una enfermedad que va al alza en el mundo entero. Entre ellas, estaría el falso dogma de que serían las horas acumuladas de sol a lo largo de toda una vida, el principal desencadenante de este cáncer originado en los melanocitos o células productoras de la sustancia que da el color a la piel (melanina).

    “No se ha demostrado que la exposición solar acumulativa durante la vida adulta sea un riesgo en sí; más bien creemos que la génesis (del melanoma) está vinculada a las quemaduras por exposición solar intermitente aguda en los primeros 18 años de vida, especialmente si hay lesiones como ampollas. Hay que considerar que entre el 70% y el 80% de los rayos UV que uno recibe durante su ciclo vital, ocurre en esa etapa de crecimiento”, explica el doctor Lobos sobre una enfermedad que permanece al acecho por un tiempo prolongado, ya que su manifestación clínica debuta, por lo general, recién entre los 50 y 70 años.

Tampoco es casual que la mayoría de estos tumores aparezcan en el tronco, en el caso de los hombres, y en las piernas, en las mujeres: son las zonas más expuestas por motivos recreacionales, según sea el género del o la paciente.

cuando el melanoma es invasor, el pronóstico dependerá de su profundidad: la sobrevida disminuye y el riesgo de metástasis aumenta en relación a su hondura. Eso está comprobado”

Doctor Nelson Lobos

   En otras palabras, corre menos riesgo quien adquiere un tono regular durante todo el año (una reacción adaptativa al entorno), que quien somete su cuerpo a intervalos de sol cortos e intensos en temporada de vacaciones, pero el resto del año vuelve a un tono más claro.

Este ir y venir en la producción de melanina, provoca inflamación y procesos mutagénicos o cancerígenos en las células de la epidermis, ya que el bronceado no es más que una reacción defensiva de la piel ante la agresión de los rayos UV.

   Si en el caso de la luz natural el umbral crítico es hasta los 18 años, en las camas solares o solárium, este se eleva a las tres décadas y media.

Una excepción sería el lentigo (mancha café con leche o más oscura que aparece con la edad) de tipo maligno, y que sí podría asociarse con una conducta de riesgo sostenida que incluye a la adultez.

   En todo caso, el llamado Síndrome Recreacional no es el único factor de riesgo.

   “Atiendo a múltiples pacientes con este tipo de cáncer y que jamás en su vida tomaron sol. Existen también muchos genes involucrados y, en el caso del melanoma hereditario, hay identificados un par de estos (genes) mutados. Aunque es más bien marginal, resulta importante que la persona con un familiar directo diagnosticado examine su piel y acuda al dermatólogo con regularidad. Como vemos, hay muchos temas que todavía no logramos resolver”, admite Lobos.

   Otros factores de riesgo tienen que ver con el fototipo (color) de la piel que va de uno a seis, según la escala de Fitzpatrick. Si bien todos pueden desarrollar cáncer, los más expuestos son los 1 y 2 -que corresponden a personas del norte de Europa, pelirrojas y/o de ojos claros; son quienes no se broncean o, que, si lo logran superficialmente, sufren enrojecimiento y quemaduras. Por fortuna, en Chile tenemos mayormente fenotipos 3 y 4 (riesgo medio), aunque -repetimos- no por eso estamos libres de presentar lesiones malignas.

La regla del ABCDE es un clásico al momento de pesquisar un lunar potencialmente maligno. Crédito gráfica: CONAC.

   Más allá de los factores de riesgo, la prevención y detección temprana es la clave. Si un melanoma es pesquisado in situ o es delgado (no penetra la dermis), la posibilidad de metástasis es menor al 5%. Ahora, si avanza, pero no supera un milímetro y no está ulcerado, su diseminación a distancia oscila entre un 5% y un 12%.

   “Ya cuando es invasor, el pronóstico dependerá de su profundidad: la sobrevida disminuye y el riesgo de metástasis aumenta en relación a su hondura. Eso está comprobado”, dice el especialista sobre este cáncer que suma 302 nuevos casos anualmente entre los chilenos (Globocan 2020).

   En un próximo artículo, informaremos sobre los nuevos criterios para pesquisar un Cáncer a la Piel que van más allá de la clásica regla del ABCDE. Algo necesario cuando ya comenzamos a vivir el verano y a tomar sol, aunque por la pandemia esta vez sea desde el jardín o la ventana.

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