El café previene varios tumores, confirman nuevas guías de la American Cancer Society

Por Equipo CancerLATAM

La historia del café es un poco la historia de la civilización. Por eso, la medicina pone cada tanto sus ojos en esta bebida cuyo origen -aún incierto- lo situamos en el siglo IX o incluso antes. La leyenda cuenta la peripecia de un pastor conocido como Kaldi, quien observó una gran animación y actividad en sus cabras cuando comían las semillas de los cafetos (plantas del café) que crecían en una zona donde hoy ubicamos a Etiopía. Estos efectos estimulantes y adictivos fueron motivo para que los líderes políticos y religiosos de los principales credos intentaran -sin éxito- prohibirlo, mientras los científicos se entusiasmaron con sus consecuencias en la salud de las personas.

Hoy, las nuevas guías de la American Cancer Society (ACS) para reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad, concluyen que hay pruebas de que el café disminuye los riesgos de desarrollar, al menos, cuatro tipos de tumores: boca, faringe, laringe y tumor de células basales en la piel de hombres y mujeres.

Nuestra investigación fortalece la evidencia de un posible efecto protector del café respecto de la causa y el desarrollo de tumores de boca y faringe”

Epidemióloga Janet Hildebrand (U. Carolina del Sur/ Asesora American Cancer Society)

“También, probablemente, reduce el riesgo de cáncer de hígado, aunque fumar puede confundir y explicar (en última instancia) esta asociación”, explican estas guías de prevención que son las más esperadas del mundo y que la ACS publicó por última vez el 2012. En el caso de las mujeres, además, podría relacionarse con protección contra el melanoma, la más letal de las afecciones a la piel.

En la historia del café, podemos ver que fueron los líderes conservadores quienes se colgaron de las religiones para prohibir su uso. Una de las razones fue que las primitivas cafeterías reunían a liberales a discutir con la mente despierta y los ánimos exaltados. Así fue como declararon su enemistad tanto emires de Constantinopla (donde se registra el primer salón de café), como protestantes suecos. También el Rey Carlos II de Inglaterra, quien se sintió amenazado por las discusiones entre los partidarios de esta bebida humeante servida al máximo de temperatura como signo de la pasión por discutir nuevas ideas.

Puede ser ventajoso consumir café y otras bebidas a una temperatura modesta en lugar de muy caliente”

American Cancer Society

Hoy, la única censura viene de la investigación que aconseja no consumirlo demasiado caliente, ya que puede producir cáncer de esófago, algo que también provocan otros líquidos muy caldeados como el té o las sopas.

“Puede ser ventajoso consumir café y otras bebidas a una temperatura modesta en lugar de muy caliente”, explican las guías y citan estudios anteriores que advierten que la ingesta por encima de los 65 Celsius aumenta el riesgo de desarrollar células cancerígenas.

Los mecanismos protectores del brebaje contra las enfermedades oncológicas no se comprenden en su totalidad. En cambio, los científicos sí saben como, además de sustancias estimulantes, el café contiene cientos de compuestos biológicamente activos (cafeína incluida), como flavonoides, lignanos (muy presente en la linaza y semillas de calabaza) y otros polifenoles. Estas sustancias aumentan el gasto energético, pero además están involucradas en procesos anticancerígenos como la desinflamación, la inhibición del daño celular, la regulación de los genes involucrados en la reparación del ADN y la inhibición de metástasis.

“El café además influye en el tiempo de tránsito intestinal y en el metabolismo hepático de carcinógenos y, por lo tanto, pueden contribuir a un menor riesgo de algunos tumores digestivos”, explica la versión actualizada de las recomendaciones con la última evidencia científica de los más prestigiosos centros de investigación.

Hay que recalcar que las guías siempre tienen como objeto de estudio al café tostado o de grano -ojalá recién molido-, ya que éste conserva los beneficios de sus componentes biológicos.

El veredicto de la medicina no será el definitivo (la ciencia está siempre en revisión). Sí lo fue el de la fe católica en el siglo XVI: entonces, los detractores del café pidieron al Papa que prohibiera al que llamaban “brebaje del Diablo” debido a su popularidad entre los musulmanes. Pero Clemente VIII -curioso- solicitó probarlo primero, y tras empinarse el primer sorbo de una taza humeante, decidió que, en lugar de desperdiciar una bebida tan deliciosa, resultaba más conveniente “engañar al diablo, bautizándola”.